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Ajedrez a la cordobesa: entre el armado de listas y las aspiraciones presidenciales

En medio de las mil y una especulaciones que se generan a diario por cómo se constituirán las alianzas y cómo terminarán conformándose las listas de candidatos, ocurren algunas otras situaciones que pasan casi inadvertidas, porque se ponen en juego, discretamente, liderazgo, metodologías de acción y también aspiraciones presidenciales.

La candidatura a diputado nacional de Juan Schiaretti que está prácticamente confirmada pero no blanqueada, hacen que el exgobernador comience a jugar en las grandes ligas porteñas. Hoy está en boca de todo el sistema de partidos y de medios. Dejó de ser un don nadie.

Sus socios bonaerenses, porteños y del interior consideran indispensable su candidatura porque el caudal de votos obtenido en Córdoba, implica aproximadamente un 3 o 4 por ciento a nivel nacional. “Vamos a estar en un 10 o 12 por ciento en todo el país en las elecciones del 26 de octubre, con un buen esquema de relaciones y con una pata en Buenos Aires que nunca habíamos logrado”, dice con entusiasmo una voz llaryorista desde un calificado despacho del Centro Cívico.

Martín Llaryora le aporta a Schiaretti un esquema de relaciones y seguramente hará la campaña territorial si Juan finalmente es candidato”, agrega el informante y deja un dato terminante: “Todo el armado nacional es liderado por Juan y para proyectar a Juan”.

La última afirmación está dicha para evitar guerras de cartel, como las que se dieron recientemente en Buenos Aires con esta alianza donde todo terminó siendo casi un cambalache.

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Pero Llaryora tiene su propio plan de ascenso nacional, porque su objetivo principal no es volver a ser gobernador sino llegar a la presidencia, en 2027 o más adelante.

Cuando la fuente del Centro Cívico habla de que el gobernador puede aportar “un esquema de relaciones” se refiere concretamente a esta fuerza que estaba agazapada y que en los últimos tiempos se le plantó al presidente Javier Milei: los gobernadores.

Llaryora y su colega de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, aparecen como las cabezas de esta improvisada agrupación que no se guarda los reclamos y ahora se anima a plantearlos a viva voz. El tercero que aparece con ímpetu y ascendencia es Ignacio Torres, de Chubut. Obviamente, de este nucleamiento hoy informal podría salir un referente que se ofrezca como alternativa a Milei.

Sin decirlo y sin gestos ampulosos, al menos hasta ahora, Llaryora va por la llave de la Casa Rosada. Esa es su verdadera aspiración, su verdadero sueño. Sin dudas, es una carrera con obstáculos complicados que, bajo determinadas condiciones serían insalvables, pero Argentina es una caja de Pandora. Para su sueño, primero deberá ser elegido como el representante de las provincias, más allá de los apoyos de su partido político. Después está Milei y, finalmente, Schiaretti, aunque no pareciera que el exgobernador quiera darle batalla, más vale se intuye que podría pararse como una especie de garante o sponsor de una candidatura presidencial. Y, además, entre los contrincantes podría estar el gobernador bonaerense Axel Kicillof, quien no jugará con sus colegas y tratará de hacerse fuerte desde su provincia, a pesar de la dura interna que libra con Cristina Fernández y La Cámpora.

Sin embargo, tal como están dadas las cosas, pareciera que Kicillof, más tarde o más temprano, tomará las riendas del justicialismo kirchnerista y se convertirá en el hombre fuerte, a pesar de tener cada vez menos que ver con el kirchnerismo.

El primer desafío para esta cooperativa de gobernadores será en una elección en la que no juegan: el 7 de septiembre en Buenos Aires. Si gana la lista de Kicillof, Pullaro, Llaryora y compañía perderán seis casilleros en este juego.

El galimatías cordobés

En nuestra provincia, el armado de las alianzas y listas de candidatos está tapizado por peleas, empujones y groseras operaciones. Habría que avisarle a los autores que esas obviedades y lugares comunes tienen escasísima influencia a los votantes y sólo sirven, tal vez, para generar alguna que otra consideración en el club de la rosca política. No queda claro si interesa lograr una banca o manejar las campañas electorales.

Un sector del radicalismo pelea por conseguirle una banca en La Libertad Avanza a Rodrigo de Loredo, quien por ahora está colgado de un pincel. Es posiblemente el candidato radical más taquillero, pero su partido está detonado, de modo que no hay demasiado para mostrar. Además, Ramón Mestre y los suyos insisten con dar internas o presentarse por las suyas.

Luis Juez ya descartó candidatearse por LLA. “A Luis lo bajaron luego de su posición en el tema jubilados”, comentan en su entorno, quienes reconocen que el senador cordobés tiene la oposición de Karina Milei.

La semana pasada dijimos que existe una operación para llevar al actual diputado Gabriel Bornoroni en el primer lugar de la lista. A este dirigente no se le vence el mandato, por lo cual debería renunciar para volverse a presentar. El consultor Gustavo Córdoba reveló en una nota en el programa “Punto y aparte”, de Punto a Punto Radio, que el mejor candidato de LLA es Bornoroni.

Del otro lado está el peronismo, con el ya consagrado aunque no oficializado Schiaretti. ¿Quién lo secundará? Natalia de la Sota parece jugar a otra cosa y en el Partido Justicialista también tiene rechazos, aunque cuenta con un manjar apetecible: 10 por ciento de intención de votos. Compite con la vicegobernadora Myrian Prunotto, quien no agrega probablemente un voto, pero suma su pertenencia histórica al radicalismo aunque los detractores peronistas crecen todos los días. Además, quedó marcada por el escándalo Kraisman y los empleados contratados en la Legislatura. Hoy todo es un nudo gordiano.

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