Agosto, 2025. Restaban apenas ocho minutos para el final del partido. Con una formación mixta entre titulares y suplentes —debido a la serie de Copa Libertadores frente a Talleres—, River estaba logrando en el Bosque, ante Gimnasia, su primera victoria en el torneo local desde el regreso de Marcelo Gallardo. Todo marchaba bien hasta que Rodrigo Castillo, a quemarropa, le rompió el arco a Jeremías Ledesma y festejó eufóricamente. «Mi idea era no gritarle el gol a River, pero al final me salió», dijo después del partido.
(Foto: Nacho Amiconi/Fotobaires).
Lo reconoció: aunque pensaba contenerse por respeto al club que lo formó, el grito salió. Entre 2018 y 2020, el actual centrodelantero de Gimnasia tuvo su paso por las inferiores riverplatenses. Semillero al que se sumó gracias a la recomendación de uno de los íconos contemporáneos del CARP. Castillo era delantero de Sportivo Rivadavia de Venado Tuerto cuando Héctor, el papá de Ignacio Scocco, lo vio y se apuró para scoutearlo. «Consiguió mi número de teléfono, se contactó con mi papá y le dijo si quería venir a probarme a River», contó el jugador 26 años hace un tiempo.
Castillo fue a probarse a River en 2018: luego de tres semanas de entrenamiento a prueba, con 19 años le confirmaron su ficha para la Cuarta, donde se adaptó rápidamente. Al poco tiempo logró ser promovido a Reserva e incluso compartir algunos entrenamientos con la Primera que dirigía Marcelo Gallardo. Un DT por el que el centrodelantero mostró una gran admiración.
Rodrigo Castillo, en Gimnasia. (Foto: Nacho Amiconi/Fotobaires).
«Si vos estás metido, se puede llegar. Más con Gallardo que les da oportunidad a los chicos de Inferiores de jugar y estar en el plantel profesional«, le reconoció durante su primer año en el club al sitio oficial de River. Y en esa misma entrevista reconoció que MG le dio un consejo: «Me dijo que si tenía la posibilidad en la jugada, meta algún pase filtrado».
Rodrigo Castillo, en River.
Aquella experiencia marcó a Castillo, quien ya siendo un purrete advertía que con el Muñeco había «una idea de juego: salir jugando siempre de abajo, no tirar pelotazos y romper siempre la presión del rival». Tips que generaban una atención enorme hacia Napoleón. «Cuando habla o da indicaciones todos los escuchan: se nota que lo respetan por lo que sabe».
Después de haberse ido libre en enero de 2020 para incorporarse a Unión -tuvo actividad en Reserva- el espigado y robusto ariete pasó a Gimnasia. Y tras una cesión en Deportivo Madryn, comenzó a tener oportunidades en la élite con Marcelo Méndez. Ahora, goza de un presente con titularidad en el Lobo: con 1.211′ jugados -repartidos en 14 partidos- y 5 goles, es indiscutido en el esquema de Diego Flores. Mañana, ante River, Castillo volverá a reencontrarse con su pasado. Y tendrá la chance de volver a convertirle.
(Foto: Nacho Amiconi/Fotobaires).